Extractos de Una pandemia en Mallorca, libro de textos, fotografías y artefactos buscando editor:
"Las flores parecen caramelos, refinadas joyas de orfebrería, explosiones de caos psicodélico, señales de otros mundos exuberantes. Me sobreexcita la variedad de formas y colores y me resisto a abandonar tanta belleza a su suerte si la encuentro de camino. Me acostumbro a recoger flores y plantas silvestres y al llegar a casa construyo ramos para alegrar la mesa donde mi madre lee todos los días desde hace tiempo la misma página de su libro preferido de animales. Pero ya no tiene ganas de pintarlos y su último cuaderno de acuarelas sigue inacabado junto al resto en la estantería. Ya no le preocupan tampoco sus lápices y rotuladores que siguen olvidados a su alcance sobre la mesa. Ni le interesa más de un minuto la tablet con lápiz con la que intento despertar su curiosidad antes inagotable… Me pregunto qué estará pensando, si es que piensa, durante las horas que permanece frente a la imagen de un pez, una hormiga, una lagartija, un diagrama de la metamorfosis de las mariposas, el dibujo de las caracolas, una genealogía de las algas, un esquema del aparato respiratorio del colibrí… De vez en cuando le pasamos la página para que varíe, pero ni se inmuta.
Mi voracidad va en aumento y salgo a andar provista de unas pequeñas tijeras y una bolsa para ir metiendo lo que ya no me cabe en las manos ni en la memoria: piedras con formas raras, pequeños troncos retorcidos de madera de deriva, piñas intactas, bellotas pulidas, hojas extrañas, ramas, rizomas, flores casi microscópicas y flores tan grandes como platos, alguna pluma perdida, algún ala de mariposa abandonada en el suelo. Fotografío lo que no puedo llevarme."
"FLOWER PRESS. Cuando éramos niños, mis padres solían comprar nuestros juguetes en una tienda de Valencia que se llamaba El Dragón Rojo. He conservado una pequeña prensa de flores que hoy apenas cubre la abundancia de las cosechas que producen mis paseos; así que amontono el peso de los libros sobre hojas de periódico entre las que dispongo flores y tallos que procuro aplastar con mimo para no estropear increíbles detalles. Luego las olvido.
La TAXONOMISTA. Meses después… Retirar el peso y abrir las páginas de periódico me garantiza últimamente la máxima alegría. Como si abriera un regalo levantando cada nuevo pliego, nunca sé lo que voy a encontrar y lo que encuentro siempre me sorprende. La abundancia de mis cosechas se despliega exuberante sobre la mesa más grande. Las hojas y ramas y rizomas secos se han convertido en delicadas líneas de dibujo de geometría rotunda o arabesco sinuoso; las flores se han transformado en manchas de acuarela transparente y cromatismo polvoriento. Para poder verlas primero necesito desplegar y clasificar mínimamente el caos que se acumula aleatoriamente a medida que voy abriendo los regalos sorpresa que han pasado el invierno entre las hojas de mis libros más grandes y pesados. El resultado es muy frágil. Me obliga a manipular despacio y con cuidado, con pinzas; me obliga a respirar leve, a moverme a cámara lenta: es muy posible que ese fuera mi objetivo primero, mi intuición inicial, en cualquier caso, esta temporada se convierte en mi cura." |